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Macerados I. Taller de cosmética natural para niños

Continuamos con nuestro taller de cosmética natural para niños y destinamos una clase especial a preparar uno de los insumos primordiales de la cosmética natural. Y de la medicina natural, porque a estas alturas con los niños superamos sólo el bienestar externo y ya nos vamos adentrando en la salud con una mirada holística y natural.


La maceración o infusión de aceites es la forma más rápida, sencilla y útil de combinar las propiedades de los aceites vegetales, como el de oliva, almendras, coco o maravilla y de los aceites esenciales. Los aceites esenciales tienen una producción costosa, en cuanto a esfuerzo y valor, y al mezclarlos con aceites vegetales facilitamos su uso, los diluimos para que no generen reacciones alérgicas y los puedan usar adultos y niños. Y con eso además, hacemos que nuestros preparados rindan más y mejor.


Por otra parte, ya que para producir aceites esenciales se necesitan instrumentos especiales, la maceración es la alternativa casera a ese método, para la obtención de las propiedades de una planta (sobretodo de flores) en la sencillez del hogar. Lo que ocurre es que los aceites esenciales presentes en las hojas y plantas que se maceran, por afinidad, son trasferidos al aceite vegetal que nos sirve de portador. Entonces, en lugar de obtener el aceite esencial puro para luego mezclarlos con aceites vegetales, obtenemos ambos aceites ya mezclados.


Entonces, no olvidar, los aceites esenciales, los aceites vegetales o portadores y los aceites macerados son tres cosas distintas. Y si nos abocamos a las propiedades terapéuticas de cada una, debemos saber seleccionarlos para no equivocarnos.


Hay dos modos de hacer aceites macerados: en frío o en calor. En frío, el calor que se necesita en todas y cada una de las preparados, es aportado por el sol, que debe actuar sobre la mezcla durante un período de dos semanas como mínimo. En caliente, necesitamos sí o sí de una cocina o estufa para que haga la magia. Como nosotros somos 1 adulto y cuatro niños, optamos por partir con la maceración en frío.


Maceración en frío


Se puede utilizar hierba o flores frescas o secas. Si se utiliza materia prima fresca se debe considerar el doble de peso (gramos) que si está seco. Nosotros hicimos dos macerados, uno de caléndula y uno de romero. Ambos estaban secos, llevaban más de un año almacenados en una bolsa de papel en un lugar frío y seco. Usamos 100 gramos de cada uno. Si hubiesen estado frescos, deberíamos haber contabilizado 200 gramos de cada uno.


Pusimos los pétalos de caléndula en una botella de vidrio transparente y las hojas de romero en otra. Cubrimos con aceite de almendras todas las hierbas y pétalos, 400 ml de aceite en cada caso y tapamos, en nuestro caso, con un corcho. Estos preparados deben quedar almacenados en un lugar soleado cálido, por mínimo dos semanas, y debe ser agitado a diario.


Después de dos semanas, serán filtrados. Lo ideal es en un filtro de café, una muselina, o un pañal de tela, esos de bebé. El macerado se debe colar, también estrujar para aprovechar todo, y ser almacenado en botellas de color oscuro (a diferencia de la que usamos en el proceso de maceración, donde usamos una transparente para que el sol hiciera su magia). Es recomendable agregar una nota indicando el aceite que maceramos y en qué fecha se hizo el proceso.


Apostillas al proceso


Es importante recordar la proporción. Si tenemos más o menos hierba, o más o menos cantidad de aceite vegetal o simplemente queremos variar la cantidad de producto final, podemos usar la regla de tres para calcular las proporciones de hierba y aceite. Por cada 400 ml de aceite, considerar 100 gr de hierba seca. O 200 gramos de hierba fresca.


Si la hierba o los pétalos no están bien secos, es posible que el aceite macerado quede con algunas burbujas persistentes. Eso es indicio de que quedó agua en la mezcla, lo que incide en su pureza, pero no en que se puedan aprovechar todas las posibilidades terapéuticas de la misma.


Con el paso del tiempo el aceite vegetal del macerado va cambiando de color. El macerado de romero se va tornando verde como las hojas de la planta, el macerado de caléndula se torna anaranjado como los pétalos de esa flor. Si maceráramos manzanilla, ésta tornaría el aceite de almendras de un tono amarillo intenso.


Si es bien almacenado, el aceite puede durar varios años. Por lo bajo, yo he tenido aceites por dos años y se conservan impecables, fragantes y activos.

¿cómo nos habrá quedado? En un próximo post les contamos...


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